AOVE en verano: mitos, usos creativos y nuevas tendencias gourmet

El aceite de oliva virgen extra (AOVE) ha sido durante siglos un ingrediente central en la cocina mediterránea, pero muchas veces se asocia erróneamente a platos de invierno, guisos o recetas tradicionales de larga cocción. Sin embargo, el verano ofrece una oportunidad única para redescubrir el AOVE desde una nueva perspectiva: la de la frescura, la innovación y la versatilidad.

Aunque el calor y la luz directa puedan afectar su conservación si no se almacena correctamente, no hay ningún motivo para dejar de consumir AOVE durante los meses cálidos. De hecho, su sabor, su perfil nutricional y sus propiedades antioxidantes lo convierten en un aliado ideal para una cocina estival más saludable y creativa.

A pesar de su creciente popularidad, todavía circulan algunos mitos en torno al uso del AOVE en verano. Uno de los más comunes es pensar que se oxida más fácilmente y pierde calidad, cuando en realidad basta con conservarlo adecuadamente: en un lugar fresco, alejado de la luz y en envase opaco. Otro mito frecuente es que “engorda más” que otros aceites vegetales, cuando lo cierto es que el AOVE contiene grasas saludables y tiene un efecto saciante que, consumido en su justa medida, puede incluso contribuir a una alimentación más equilibrada.

Hoy, el AOVE ha trascendido su papel de simple aliño y se ha convertido en protagonista de múltiples aplicaciones gourmet que encajan perfectamente en la cocina de verano. Desde sopas frías como gazpachos y salmorejos —donde el AOVE no solo aporta sabor, sino textura y equilibrio— hasta marinados suaves para pescados o quesos frescos, pasando por nuevas combinaciones como frutas aliñadas (sandía, mango, melón) que ganan intensidad con unas gotas del oro líquido.

La creatividad ha llegado también al mundo de la coctelería: cada vez es más habitual encontrar AOVE en cócteles gourmet, especialmente en propuestas que combinan tomate, cítricos o hierbas aromáticas, aportando un toque untuoso y elegante que eleva la experiencia. Y, en el universo dulce, los postres con aceite de oliva han pasado de ser curiosidades a convertirse en tendencia: helados de vainilla o limón con AOVE, bizcochos esponjosos, o incluso chocolate con notas de arbequina.

A todo esto se suman las tendencias gourmet que están redefiniendo el lugar del AOVE en la mesa. Infusionados con hierbas mediterráneas, botellas en formatos monodosis para llevar a la playa o de viaje, catas sensoriales en terrazas y hoteles… El AOVE vive una auténtica revolución veraniega, más allá de la cocina tradicional.

En definitiva, el aceite de oliva virgen extra no entiende de estaciones. Su riqueza organoléptica, sus beneficios para la salud y su capacidad de adaptación lo convierten en un ingrediente imprescindible también en verano. Elegir un buen AOVE, saber conservarlo y atreverse a usarlo de formas nuevas es la mejor manera de disfrutarlo todo el año.

Este verano, dale protagonismo al AOVE. No solo en tu cocina, también en tus experiencias gastronómicas.