El mercado está viviendo este año una situación muy particular en cuanto a producción y precios. ¿Cómo está viviendo Interóleo todo lo que está pasando?
Como todo el sector, estamos sufriendo unos años muy convulsos. Primero fue la crisis del COVID, luego el conflicto de Ucrania, posteriormente la inflación generalizada y el aumento del coste de los insumos del sector primario y por último la constante sequia que se prolonga desde hace dos años.
Todas esto obliga a las empresas a estar en permanente proceso de adaptación a estas situaciones, lo que dificultad nuestra actividad. Pero, sin duda, si hay algo que caracteriza al sector primario es su resiliencia y su capacidad de adaptación a nuevos entornos que se suceden de manera sorpresiva.
Desde Interóleo hemos ido tomando las decisiones adecuadas para seguir creciendo y aportando valor a nuestros socios, incluso en entornos como los actuales. Siendo eficientes en costes de estructura pero, no sin ello, iniciando nuevas actividades de generación de valor para nuestros socios y nuestros clientes. Siempre tenemos esto como objetivo principal: trabajamos para nuestros socios y para nuestros clientes adaptándonos a las necesidades de ambos como requisito para seguir creciendo.
¿Cree usted que todo lo que está ocurriendo puede acelerar la revolución que parece estar produciéndose en el sector productor y transformador?
Por supuesto que sí. Solo en entornos convulsos y cambiantes se producen las grandes revoluciones. Siempre ha sido así en la historia de la humanidad.
El uso eficiente de los recursos en la olivicultura, el desarrollo de nuevas variedades de olivar más resistentes al cambio climático y una agricultura mucho más sostenible y responsable con nuestro entorno (social y medio ambiental) serán las grandes revoluciones en la agronomía. También, la adaptación a un nuevo tipo de consumidor y las nuevas maneras de consumir aceite de oliva serán los grandes cambios, desde el punto de vista de la comercialización, de nuestro producto. Uno de los grandes retos es aumentar el uso de aceite de oliva en la industria alimentaria y, para ello, es necesario aumentar la inversión en investigación para poder sustituir otras grasas vegetales por aceite de oliva en esta industria.
Sin duda, todos los hechos que ocurridos en los últimos tres años están acelerando todos estos cambios y, actualmente, es necesario que los abordemos de forma decidida. Afortunadamente, tenemos un producto cuyo consumo crece año tras año, pero no podemos morir de éxito. Debemos abordar los cambios necesarios para estar preparados ante los cambios que se están produciendo y los que puedan venir.
La transformación de los modelos de cultivo del olivar es imparable, ¿cómo cree que convivirán el sistema tradicional con los nuevos en el futuro?
Es una realidad que, durante cada campaña oleícola, el olivar intensivo y superintensivo supone un mayor porcentaje de la producción mundial. Es una olivicultura mucho más eficiente en costes que la tradicional, ya que sus inicios de recolección son anteriores al tradicional obteniendo, por tanto, un mayor porcentaje de virgen extra. Por ello, la vía de ingresos también supera al tradicional.
Uno de los grandes hándicaps del olivar tradicional es que suele estar ubicado en zonas con una orografía que dificulta su transformación, la mecanización de la recolección no es fácil y los recursos hídricos son deficitarios. Todo ello lo hace menos competitivo y eficiente en costes, además de generar grandes altibajos en sus producciones.
Sin duda, el olivar tradicional coexistirá con la nueva olivicultura, ya que su carácter sostenible y menos intensivo en el uso de recursos hace necesaria su supervivencia. El reto del olivar tradicional es desarrollar una mejor gestión de sus peculiaridades para poder competir con los nuevos tipos de explotaciones. Por ello, la gestión integrada de las explotaciones tradicionales se hace necesaria, y un modelo de gestión conjunta que generen economías de escala tanto en la recolección como en los procesos de producción de aceite de oliva y su posterior comercialización seguirán haciendo viable este tipo de explotaciones y podrán competir con las nuevas.
Ambos modelos son compatibles y no son excluyentes. El objetivo de todos debe ser aumentar los consumos mundiales de aceite de oliva y aumentar el 1,5-2% actual a nivel mundial sobre todas las grasas vegetales a porcentajes mayores.
El olivar tradicional es un potente fijador de población en las zonas rurales, así como un sumidero natural de los gases de efecto invernadero. Ambas características deben ser potenciadas y conocidas por el consumidor, puesto que este está cada vez más concienciado en consumir productos cuyo impacto en la sociedad y el medio ambiente sea positivo.
También está cambiando el mundo de la comercialización. ¿Qué está haciendo Interóleo en este sentido y cuáles son sus principales mercados?
La situación cambiante de los mercados y los consumidores también está provocando que Interóleo se tenga que adaptar a ellos. Lo estamos haciendo siempre con una clara orientación al mercado y con el objetivo de satisfacer las necesidades de nuestros clientes. Buscamos relaciones comerciales de largo plazo y estables, por eso entendemos como fundamental tener una relación constante con ellos para conocer sus necesidades en cada momento de calidad, perfiles sensoriales, cantidades, financieras etc.
Muchas veces alcanzar este tipo de relación comercial en un mercado tan volátil es difícil, pero estamos trabajando en este sentido. Asimismo, la formación y preparación de nuestro equipo humano es muy importante para estar cualificados para los nuevos mercados. Tenemos claro que la exportación es fundamental para seguir creciendo en comercialización, facturación y nuevos clientes. El mercado nacional es muy maduro y es difícil absorber nuevos crecimientos. Por ello, tenemos el foco puesto en nuevos mercados con alto potencial, como Norte América y el sud este asiático, donde estamos realizando los nuevos esfuerzos. Esto exige mayor grado de cualificación del equipo humano y, por lo tanto, entendemos su formación como necesaria. En 2022 iniciamos una comercialización activa tanto en EE.UU como en Ecuador con un alto grado de satisfacción. Desde grupos como Interóleo, este tipo de nuevas estrategias comerciales son más fáciles de afrontar que de forma individual por parte de una cooperativa o almazara industrial. Sin duda, la dimensión y profesionalización son las palancas para alcanzar nuevos mercados y generar mayor valor a nuestros socios.
La segunda palanca en la que estamos redoblando esfuerzos es en la investigación. Interóleo es patrono y ostenta la presidencia de Citoliva (Centro tecnológico del olivar y aceite de oliva), a través del cual participamos en proyectos de relevancia orientados a un mayor conocimiento de nuestro producto, así como para estar a la vanguardia de las últimas novedades sobre nuestro producto. Así, posteriormente, podremos trasladarlo a nuestros clientes y a los nuevos mercados.
La tercera palanca es el establecimiento de una política de responsabilidad social empresarial que implica a todos los ámbitos de Interóleo, desde su relación con sus socios, sus trabajadores y sus clientes. Se trata de hacer un nuevo modelo de empresa donde el objetivo sea generar un impacto positivo en todas nuestras relaciones y en la sociedad en general. Hacemos mucho hincapié en fomentar la sostenibilidad y economía circular, por lo que participamos en proyectos como el de Olivares Vivos o en la implementación de la norma de calidad. Somos muy autoexigentes y colaboramos estrechamente con clientes en programas de sostenibilidad integral.
¿Qué le puede aportar a Interóleo su participación en un proyecto internacional como es el Congreso Mundial del Aceite de Oliva?
Estamos muy orgullosos de poder participar en este proyecto. Creemos que el aceite de oliva y el olivar deben tener una perspectiva más internacional. Y es por eso por lo que hemos apostado por el OOWC desde el primer minuto en el que se nos presentó el proyecto. Generar divulgación del aceite de oliva desde una visión internacional es primordial para aumentar los consumos mundiales. Lo que no se conoce no se valora y, consecuentemente, no se consume. Tener una visión del aceite de oliva desde distintos ámbitos como el social, el económico, el científico, el gastronómico, el agronómico, el medioambiental o el de la salud, ayudarán a un mejor conocimiento de todo lo que supone el aceite de oliva en todos los rincones del mundo, no solo en los países productores.